13 de abril de 2025

Nacionales 12/04/2025

Visiones sobre las nuevas medidas | La venganza de los mandriles

Por Ignacio Fidanza

Milei y Caputo devaluaron un 30% la moneda. Dijeron que eso nunca iba a pasar y que el dólar se derrumbaría a los 600 pesos. La crisis de un dogma impostado.

El fracaso no pudo ser más completo. El mismo día que devaluaron se conoció el dato de la inflación de marzo que casi se duplicó y rozó un altísimo cuatro por ciento mensual. Es imposible ahora determinar de cuánto será el traslado a precios de este treinta por ciento de depreciación de la moneda, pero no augura nada bueno.

Milei y Caputo se cansaron de desmentir y atacar a todos aquellos que anticipaban este desenlace por la inconsistencia del esquema cambiario que habían armado. Incluso, sus funcionarios, como el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, se burló cuando este medio anticipó el 9 de enero que el FMI estaba exigiendo un salto devaluatorio inicial, eliminar el dólar blend y liberar el cepo. Luego, esta semana, también se anticipó la flotación entre bandas.

De manera que Milei y su Ministro se convirtieron en mandriles este viernes negro para el relato libertario. Esa es la metáfora que el Presidente acuñó junto a la de "econochantas", para referirse a los economistas que contradecían sus dogmas. Es evidente que la sutileza no es lo suyo, ahora también sabemos que los pronósticos tampoco. Del dólar que se iba a derrumbar a 600 pesos y la inflación que bajaba a cero (si sacábamos al mundo, la carne, los servicios y alguna otra cosa) a este 3,7% de marzo, lo que hay en el medio es la realidad de un programa que fracasó.

Porque ir al Fondo a buscar un salvataje tan desesperado que se acepta devaluar en medio de un pico de inflación es la descripción de un fracaso.

Las medidas anunciadas son, además, un triunfo interno de Sturzenegger que venía empujando, en sintonía con el FMI, el esquema de flotación del dólar. Con toda la mala leche del mundo, su segundo Lucas Llach, lo anunció en X un día antes.

Milei y su ministro se convirtieron en mandriles este viernes negro para el relato libertario. Esa es la metáfora que el Presidente acuñó junto a la de econochantas, para referirse a los economistas que afirmaban que el modelo cambiario era insostenible.  Pero vayamos a lo importante: ¿Cómo sigue esto? Caputo buscó ponerle miel al mal trago de cargar a la Argentina con otro mega crédito del FMI, que se suma al que tomó Macri. Dijo que gracias a estos nuevos USD 20 mil millones se levantará el cepo. Con el paso de las horas se supo que siguen restricciones por aquí y por allá. Es lógico: permitir la libre compra de dólares, sin reservas, en medio de un salto inflacionario es lo más parecido a pegarse un tiro en la cabeza. Hay cepo para parte del flujo, no para el stock. Para esos, Bopreal.

Pero la gran pregunta es cuánto se trasladará a precios de esta devaluación del 30%. Una pregunta crítica para el gobierno que tiene una elección clave en la Ciudad el próximo 19 de mayo, en la que se juega su disputa por el liderazgo de la derecha argentina con Mauricio Macri.

Las elecciones de este domingo en Santa Fe ya las dan por perdidas a manos del radical Maximiliano Pullaro. La responsable del pésimo armado y la decisión de no cerrar con Amalia Granata fue de Karina Milei, que surge como una experta en dividir el voto propio, como hizo al expulsar a Marra en la Capital. Y como coquetea hacer en la Provincia con José Luis Espert, marginado de las decisiones.

Milei se encamina así al desafío electoral de octubre con una segunda devaluación en menos de un año y medio, con la inflación en alza, con el poder adquisitivo de trabajadores y jubilados muy golpeados y con un total abandono -como nunca se vio- de la infraestructura del país.

Está muy exigido, pero tiene algunos meses y la plata del Fondo para intentar controlar el salto que se viene y encontrar un nuevo esquema de estabilidad, al menos hasta las elecciones.

Se trata, claro, del segundo dogma que Milei tira por la ventana. El primero fue la dolarización y la desaparición del Banco Central. Luego se enamoró del superpeso, el dólar barato y juró no devaluar. Ahora devaluó. En el medio, la gente que rebota como un auto viejo en una calle poceada, pero por ahora aguanta y espera.


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